sábado, 29 de agosto de 2015

Biografía: Jean Racine.

(La Ferté-Milon, Francia, 1639 - París, 1699) Dramaturgo francés. Huérfano desde muy joven, fue educado por sus abuelos en la tradición jansenista. Estudió en las escuelas de Port-Royal de 1655 a 1658, año en que inició sus estudios de filosofía en el colegio D´Harcourt de París. A medida que se alejó de la influencia de sus antiguos maestros se introdujo en círculos de literatos y vividores y compuso, entre 1659 y 1660, una oda y dos tragedias que se han perdido. Permaneció hasta 1663 en Uzès, donde inició la carrera eclesiástica, tal como deseaba su familia, pero acabó por abandonar los estudios y marchó a París con la intención de dedicarse a la literatura.

Sus primeras obras, La Tebaida y Alejandro, fueron representados por la compañía de Molière, y, aunque no cosecharon un éxito espectacular, sí le valieron cierto renombre. Descontento con el montaje de la segunda, Racine la encargó luego a la compañía del Hotel de Borgoña, rivales de Molière, lo cual fue el origen del conflicto entre ambos. El año 1666 marcó el principio de otra larga polémica, esta vez entre el dramaturgo y Port-Royal.

En 1667, el Hotel de Borgoña, que sería desde entonces la compañía habitual de Racine, presentó Andrómaca, la primera de sus grandes obras, con la que se convirtió en un serio rival para el famoso y consagrado Corneille. Desde este momento surgió en torno a ambos una controversia sobre sus talentos y méritos respectivos que dividió profundamente a la opinión pública. Partidarios de uno y de otro intercambiaron numerosos epigramas que movieron a Racine a contestar a sus detractores con Los litigantes, su única comedia. Británico, en 1669, fue considerado como un ataque directo a Corneille, pues trataba un tema familiar en la obra de éste; a pesar de su escaso éxito inicial, el apoyo del rey y de la corte suavizó las críticas y la obra acabó por triunfar.
En 1670, tras el fracaso del Tito y Berenice de Corneille, Racine impuso su Berenice, sobre el mismo tema, cuyo éxito lo consagró como trágico real. Siempre respaldado por la aristocracia, alcanzó la cumbre de su gloria literaria entre 1672 y 1675 (Bayaceto, Mitrídates, Ifigenia). Su carrera culminó con su admisión, en 1672, en la Academia Francesa. En 1676 publicó una recopilación de sus obras completas que incluía ciertas modificaciones de los textos. 

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