(Atenas, 450 a.C.-id., 385 a.C.)
Comediógrafo griego. Poco se sabe sobre su vida, tan sólo algunos detalles
extraídos de su obra, de la que se conserva una cuarta parte. Fue un ciudadano
implicado en la política ateniense: participó en las luchas políticas para la
instauración del Partido Aristocrático y, desde sus filas, mostró su desacuerdo
con la manera de gobernar de los demócratas. Se opuso a la guerra del
Peloponeso, porque llevaba a la miseria a los campesinos del Ática, en una
guerra fratricida que denunció sobre todo en Lisístrata.
Su postura
conservadora le llevó a defender la
validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró renuente ante
cualquier nueva doctrina filosófica. Especialmente conocida es su animadversión
hacia Sócrates, a quien en su comedia ´´Las
nubes´´ presenta como a un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de
insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se
caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como
una degradación del teatro clásico.
De sus
cuarenta comedias, nos han llegado
íntegras once, que son además las únicas comedias griegas conservadas; es
difícil, por tanto, establecer el grado de originalidad que se le atribuye como
máximo representante de este género. Sus comedias se basan en un ingenioso uso
del lenguaje, a menudo incisivo y sarcástico, y combinan lo trivial y cotidiano
con pausadas exposiciones líricas que interrumpen la acción. Constituye ésta
una fórmula personal, que nunca ha sido adaptada, ni por los latinos ni durante
el Renacimiento.
Aristófanes
debutó siendo aún muy joven, en el año 427, con Los convidados; en el 426
presentó Los babilonios, donde atacaba la política de Cleonte, lo que le valió
un proceso. Ambas obras se encuentran hoy perdidas. En el siglo V era costumbre
que el autor asumiera también la función de instructor del coro y encargado de
la puesta en escena (corodidáscalo). Pero también podía ocurrir que otra
persona se ocupara de esa tarea y figurara entonces con su nombre en las actas
de las fiestas. Por esta razón estas dos piezas aparecen atribuidas a
Calístrato.
La primera
comedia que dirigió el propio Aristófanes fue Los acarnienses (425), que es
también la más antigua que se conserva de él. En ella, el campesino ático Diceópolis,
harto de la guerra del Peloponeso, que dura ya seis años, decide concluir por
su propia cuenta la paz con los espartanos y encarga que le envíen de Esparta
una paz privada de treinta años en forma de una exquisita bebida, llevando así
una alegre vida pacífica en medio de los horrores de la guerra.
Esta
fantasía cómica antimilitarista es de una endiablada jocundidad, plena de
pasajes divertidos. En Los caballeros (424), los nobles y ricos jóvenes de la
élite conservadora, que forman parte del coro, atacan duramente al demagogo
Cleonte, que aparece representado en el pícaro esclavo que engaña a su anciano
amo. El tono de esta comedia es tan áspero que Cleonte, quien con su acusación
a raíz de Los babilonios no había logrado intimidar a Aristófanes, intentó otro
proceso contra él.
En Las nubes
(423), representada en las Grandes Dionisíacas, Aristófanes avanza en otra
dirección satirizando en la figura de Sócrates a la nueva filosofía y a los
nuevos métodos de educación. La obra debe su nombre al coro integrado por
nubes, creación poética muy compleja cuyo primer canto, según Albin Lesky,
"pertenece a lo más hermoso de la poesía griega".
El tema de ´´Las avispas´´ (422) es la manía de los
atenienses por los pleitos y procesos ante los tribunales. Se desarrolla entre
jocosas escenas, como la del proceso casero contra un perro, acusado de haber
robado un queso. Su título alude al coro de viejos jueces populares,
caracterizados como avispas provistas de grandes aguijones. En esta pieza,
imitada por J. Racine, vuelve a aparecer la problemática de la relación padre e
hijo, presente en ´´Los convidados´´ y
en ´´Las nubes´´.
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